¿Qué es la Unción
¿Qué es la unción?
Definida como la gracia especial del espíritu santo que mueve al alma a la perfección. (Diccionario Salvat)
Es lo indefinible que constituye que constituye una predicación; es lo que distingue y separa la predicación de todos los discursos meramente humanos, es lo divino en la predicación, es el don de Dios. Es el sello puesto a sus mensajeros, es la fuerza que consagra y su presencia una prueba constante de esa consagración. Es lo que nos transforma a la imagen de nuestro divino maestro y nos da el poder para declarar las verdades de Cristo. (E. M. Bouns)
La unción es la acción de derramar el aceite secreto mandado a hacer por Dios sobre un ministro impartiéndole así autoridad divina; es el superior ungüento de grato olor que mueve a Dios a misericordia para impartirle vida al pecador.
¿Porqué es necesaria la unción?
En el antiguo pacto se ungía al sacerdote delante del pueblo para santificarlo, esta unción lo consagraba y separaba para el servicio exclusivo de Dios. Esta unción evitaba que Dios le quitara la vida y aceptara el sacrificio a favor del pueblo.
Al percibir, Dios, el olor grato y fresco de la unción derramaba bendición, perdonaba al pueblo y le daba vida.
La unción le daba identidad al ministro lo unía íntimamente pues aunque también se ungía a los profetas y a los reyes la unción del sacerdote era más especial, por ejemplo: 2 Cronicas 26:16-21 “y se pusieron contra el rey Uzías y le dijeron: no te corresponde a ti, oh Uzías el quemar el incienso a Jehová sino a los sacerdotes hijos de Aarón que son consagrados para quemarlo”.
La unción en el nuevo testamento podemos mostrarla como una necesidad a
partir de hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. En hechos 6:3 dice:
“Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos
de este trabajo”. Y los versos 5 y 6 dicen: “Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos”.
En estos versículos podemos ver cumplido lo que tipifica el aceite de la unción en el antiguo testamento.
El espíritu santo hace uno con El al creyente (1cor 6:17) le da autoridad y lo capacita para ministrar reconciliación (2 Cor. 5:20) luc. 4:18-19
Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Lo aparta entre sus hermanos para servir hechos 13:1-3
Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Le da identidad al creyente (Rom. 8:16 lo hace consciente de quien es) le muestra la realidad de todas las cosas y lo enseña a conocerlas 1juan 2:20 y 27
“Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas”.
“Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”.
¿Para que es la unción?
Para reconocer el señorío de Cristo. 1Cor 12:3 “Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”.
Para que glorifique a Cristo. Juan16:14 “El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
Para convencer al pecador de su condición. Juan 16:7-11 “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
De pecado, por cuanto no creen en mí;
de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”.
para que la gente vea a Cristo en el creyente, para que Dios perciba olor grato y manifieste su conocimiento.
En conclusión cuando la unción abunde en nosotros caerán las fortalezas, los argumentos, la altivez y cautivaremos todo pensamiento contrario a la obediencia a Cristo 2 Cor.10: 1-9. Y sucederá como cuando Israel salió de Egipto según el salmo 114 podremos vencer al enemigo y al sistema mundano de cosas que batallan para destruir las almas que Jesucristo compro con su sangre. En otras palabras la unción es la presencia de Dios mismo en nosotros que nos da autoridad para obrar en su nombre, decimos esto en alusión al salmo 114; el mar huyo por la presencia de Dios en la columna de fuego, el Jordán se devolvió por la presencia de Dios en el arca que reposaba en los hombros de los levitas. El Sinaí se incendio y desboronó por la presencia de Dios, Isaías en el capítulo 35 dice: Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo…
Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo…
Colosenses 1:26-27…
Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria…
Fernando Sierra Santiago