Mi nombre ya no es Simon
Mi nombre no es ya Simón sino Pedro "piedra". Si me ponen por el suelo tendré un sueño (el de Jacob), si me golpean, de mi interior correrán ríos de agua viva, somos el cuerpo de Cristo (la piedra de Horeb) si me tiran los gigantes caerán (la piedra de David) y cuando nadie más quiera alabar a Dios yo lo haré (Lucas 19:40). No somos cristianos de gelatina somos piedras. 1 Pedro 2:5. Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.